Azúcar blanco, moreno, otros edulcorantes…….. ¿Qué elegir?

Desde hace ya algún tiempo no está bien visto tomar azúcar y  se buscan alternativas en productos considerados “naturales” que se supone endulzan aportando menos calorías. La miel, el azúcar moreno, la fructosa, el sirope de ágabe, la estevia……. Buscamos sustitutos sin darnos cuenta que el problema no está en el azúcar en sí, sino en el abuso que hacemos de alimentos azucarados, como son refrescos, galletas, snacks, bollerías, salsas, zumos, yogures….. Cuantas veces nos preocupamos en no echar azúcar al café y no reparamos en la cantidad que tiene un refresco.

Nunca me ha gustado la asociación de natural con saludable. Me hace pensar en tantas  cosas “naturales” que no son saludables como por ejemplo muchos medicamentos que teniendo un origen “natural”, pues proceden de plantas,  tienen efectos positivos y a la vez efectos secundarios.

Algo parecido sucede con el azúcar, demonizamos el azúcar blanco porque es refinado y lo consideramos sintético y químico, mientras que ponemos en un pedestal al azúcar moreno o integral. La realidad es que el azúcar blanco se obtiene de la caña de azúcar o la remolacha, y la mayoría del azúcar moreno que se vende es azúcar blanco mezclado con melaza de caña para darle un color y sabor diferente. Además el azúcar moreno se obtiene por un proceso de refinado muy similar al del azúcar blanco. Si a esto le unimos que la proporción de sacarosa está entre un 85-95%, y que la presencia de vitaminas y minerales es mínima, no podemos decir que el azúcar moreno sea mejor que el blanco. Es más, como el poder endulzante del moreno es menor, puede ser que acabes tomando más cantidad.

El bajo índice glucémico de la fructosa comparado con la sacarosa, ha hecho que durante años se recomendase como edulcorante de elección para los diabéticos. Además como su nombre suena a fruta y se sabe que está presente en ella y en vegetales, la gente considera que es más “natural” y por tanto más sana. En absoluto es así, y se  sabe que la proporción de azúcares en su composición es altísima, es el caso por ejemplo de jarabe de ágave que puede tener hasta un 85% de azúcares.

Y no me puedo olvidar de la Estevia que en los últimos años ha encabezado la lista de edulcorantes con fama de sanos y naturales. Pues bien, es cierto que apenas tiene calorías y su poder endulzantes es mayor que el del azúcar. Hasta aquí todo es perfecto si no tenemos en cuenta el sabor tan intenso que aporta y por el cual es rechazado por muchas personas. Por otro lado, su halo de “natural” queda en entredicho cuando hablamos de glucósido de esteviol que se obtiene en laboratorio a partir del extracto de una planta.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que el consumo de azúcares debe representar menos del 10% de la ingesta calórica total diaria, (unos 50 gramos de azúcar al día en una persona adulta), de modo que si la ingesta calórica total diaria de azúcares se reduce a menos del 5% se obtendrán beneficios adicionales (el 5% equivale a 25 gramos de azúcar, serían 6 cucharadas de café de azúcar).

En definitiva, lo mejor es que cada persona elija el edulcorante que más le guste según el sabor que aporta, sabiendo eso sí que en todos los casos lo saludable es reducir su consumo.

Teresa Hernández

Responsable Centro Garaulet Lorca