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El factor ilusión

Si eres de las personas que creen que la ilusión mueve montañas, y si consigues motivarte lo suficiente, quizás éste sea el principal factor de éxito en tu pérdida de peso. Efectivamente, cuando nos ponemos a indagar qué es lo que ha movido a los grandes investigadores, a los diferentes premios Nóbel, a las famosas estrellas del rock o a nuestros actores favoritos, a realizar sus distintas actividades por las que han alcanzado el éxito, comprobaremos que todos ellos tenían un factor en común: ponían una gran ilusión en lo que hacían.

Muchas veces el fracaso de las dietas de adelgazamiento se debe a que nuestro especialista, o quizás nosotros mismos, no hemos sido capaces de encontrar una motivación, una importante ilusión que nos haga mover estas montañas que son los kilos de más.

Mi experiencia a lo largo de los años en el tratamiento de la obesidad me ha demostrado que muchas personas con todos los factores favorables a la obesidad, como padre y madre obesos, una infancia con sobrepeso y 20 años con un ser point de I 20 kilos, han sido capaces, gracias a una importante motivación o por ilusión, de dar un giro a sus vidas, y tras un tratamiento adecuado no sólo han adelgazado sino que llevan más de 10 años mantenidos en su nuevo peso corporal. Muchas veces cosas sencillas y concretas como atar los cordones de los zapatos, meternos en unos vaqueros, achicar un agujero del cinturón, la boda de nuestro hijo, o simplemente poder jugar al fútbol sin agotarnos, pueden ser importantes motivaciones que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos en la pérdida de peso.

Búscate una motivación, un objetivo concreto y realizable en tu lucha por alcanzar el nuevo peso corporal. Aunque para otros no tenga sentido, si hay algo que te motive, plantéatelo y apúntalo aquí. Ya verás como con esta motivación concreta te será más fácil el camino.

Mi motivación es ………………………. …………………………………………….. …………………………………….. …… ………………………………. ………………………………………….. ………………………………………….. …….. Cuando me dispuse a adelgazar, cada semana pasaba por un escaparate en el que había expuesto un traje elástico de color negro, lo que vulgarmente llamamos un «mono», con la parte frontal de lentejuelas, parecía la piel de un gato. Me imaginaba la suerte que tendrían algunas chicas de poder ponerse algo tan ajustado y que les quedara bien. Cuando ya llevaba cuatro kilos perdidos, uno de los sábados que fui a pesarme lo reservé, incluso pagué la mitad, y le conté a la dependienta que estaba siguiendo un tratamiento de pérdida de peso y que mi meta era perder 14 kilos. Le pedí que me lo guardara durante ese tiempo. De vez en cuando, si conseguía perder algunos kilos, pasaba por la tienda para comprobar cómo el traje se ajustaba cada vez mejor a mi figura. El mismo día que alcancé mi meta, fui a recogerlo y empecé el nuevo año 1991, en la nochevieja de Chicago, sintiéndome la mujer más atractiva del mundo. Aunque suene superficial, fue una gran motivación para mí. Todavía lo guardo, y me sirve de referencia para saber si sigo mantenida en mi peso.

Consejo. No debes descuidarte cuando estés cerca de conseguir la meta y todavía menos en tu mantenimiento. A veces los últimos kilos son los más difíciles. Trata de plantearte una nueva motivación concreta y práctica, quizás comprarte ese jersey que tanta ilusión te hace o irte un fin de semana de viaje, o algo más sencillo como ir a ver esa película de cine que tanto te apetece. Recuerda que tan importante o más es estar motivados tanto al principio como al final del tratamiento. La rutina, el aburrimiento, la falta de ilusión son capaces de destruir cualquier relación, y no va a ser menos en tu relación con la dieta.

Fdo: Marta Garaulet Aza

Directora de los Centros de Nutrición Garaulet

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