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El ajo como planta medicinal

Las propiedades beneficiosas sobre la salud son numerosas. Parece ser que es un eficaz antibiótico natural. Esta hortaliza contiene aceites etéreoafrutados y alicina, responsable de su aroma, un principio activo sulfurado de potente acción antibiótica capaz de inhibir el desarrollo de gérmenes patógenos. El ajo tiene la ventaja añadida de que no conlleva ninguno de los efectos secundarios de los antibióticos químicos, uno de los cuales es la destrucción de la flora intestinal. “Al contrario, actúa en la glucosa gastrointestinal favoreciendo la secreción de jugos gástricos provocando un aumento de la secreción biliar, por lo que resulta además un excelente digestivo”.
Probablemente no existe planta medicinal más conocida y estudiada que el ajo. Se ha utilizado desde tiempos inmemoriales en numerosas y variadas formas. Este olor se debe a dos sustancias altamente volátiles llamadas alicina y disulfuro de alilo. Estas de disuelven con gran facilidad en los líquidos y en los gases y al ser transportadas por la sangre  impregnan todos los tejidos de nuestro cuerpo. Además los compuestos de ajo parecen inhibir la formación de tumores en numerosos modelos experimentales y, asimismo diversos estudios epidemiológicos indican que el ajo puede ser efectivo en la reducción del cáncer en humanos. Nos obstante otros trabajos han mostrado que el ajo no presenta ninguna acción sobre la prevención del cáncer. Estos resultados contradictorios pueden ser debidos en parte a las notables diferencias encontradas en la cantidad de los compuestos sulfurados entre ajos frescos y sus derivados comerciales, así como su no bien valorada cantidad ingerida en la dieta.
La ingestión diaria de medio diente de ajo se asocia a un descenso del 9 por ciento de las concentraciones séricas de colesterol total. “También disminuye la agregación de plaquetas a modo de anticoagulante natural y favorece la fluidificación de la sangre. Se consigue así una reducción de la hipertensión, al provocar una vasodilatación de los vasos periféricos”. Además reduce el envejecimiento arterial y, por su efecto vasodilatador, relaja las fibras musculares, con lo que atenúa la arterioesclerosis y previene afecciones como la trombosis o el infarto.

Consejo. A pesar de todos estos estudios científicos no existen todavía suficientes evidencias para recomendar el ajo como tratamiento clínico para el tratamiento de individuos hipertensos o con altos valores de colesterol. Además aún no está claro qué componente del ajo es el responsable de su posible efecto hipocolesterolemiante. Sin embargo, puedes introducir el ajo en tu alimentación como condimento. Le dará un gran sabor a tus platos y si quieres adelgazar no aporta calorías..

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