¡Claro que podemos adelgazar!
Hace algún tiempo, durante un debate en televisión al que había sido invitada, no fui capaz de decir lo que realmente pensaba. No sé por qué razón no pude transmitir lo que sentía. Al llegar a casa me sentí incomoda, triste: la apatía del programa, la monotonía del tema, el aburrimiento de los ponentes, y la repetición constante de conceptos más que consabidos, me dejó apática, sin ganas. Pero después de una noche inquieta y llena de pensamientos, no quise dejar pasar el tiempo sin defender con todas mis fuerzas lo que ante tanto espectador no fui capaz de proclamar, y es que ¡CLARO QUE PODEMOS ADELGAZAR! El hombre, a lo largo de toda su historia, ha demostrado con creces lo que es capaz de hacer. Ha construido catedrales, ha levantado palacios, ha curado enfermedades, ha descubierto lo «indescubrible».